En el blog de Jara queremos compartir una reflexión fascinante sobre qué es una planta, sobre cómo vemos las vemos y su importancia en nuestro mundo.
En Jara siempre buscamos inspirar una conexión más profunda con el mundo natural y, hoy, queremos invitarte a reflexionar sobre la relación que tenemos con las plantas, esos seres vivos que a menudo pasamos por alto pero que son fundamentales para la vida en nuestro planeta.
Stefano Mancuso, un renombrado profesor de la Universidad de Florencia y líder en el campo de la neurobiología vegetal, nos propone un cambio de perspectiva. Durante mucho tiempo se ha considerado que los seres humanos somos el culmen de la evolución, la especie más avanzada y dominante en la Tierra. Sin embargo, en la entrevista que le realiza Eduardo Barba, botánico, jardinero y paisajista español, en su sección en el El País, Mancuso nos invita a cuestionar esta idea y a reconocer la importancia crucial de las plantas, no solo como base de la vida en la Tierra, sino también como seres vivos dignos de respeto y admiración.
La esencia de las plantas
Cuando pensamos en una planta, cuando intentamos definir qué es una planta, normalmente la describimos como algo que no se mueve, un organismo que realiza la fotosíntesis. Pero Mancuso va más allá y nos ofrece una visión más compleja. Las plantas, según él, tienen una organización descentralizada y modular, lo que significa que, a diferencia de los animales que dependen de órganos específicos para funciones vitales, las plantas no tienen partes totalmente indispensables. Esta característica les permite adaptarse a su entorno de maneras que nosotros, como seres humanos, apenas empezamos a comprender.
Las reinas de la Tierra
Aunque a menudo creemos que los seres humanos y los animales somos los protagonistas de la vida en la Tierra, la realidad es que representamos solo una pequeña fracción de la biomasa del planeta, un 0,3% para ser exactos. En contraste, las plantas constituyen el 87% de la biomasa, lo que las convierte en las auténticas reinas de nuestro mundo. Sin ellas, no habría vida. Mancuso nos recuerda que, si las plantas desaparecieran, el suministro de alimentos se agotaría en pocos meses y el CO₂ liberado por ellas haría que las temperaturas globales subieran a niveles incompatibles con la vida.
La inteligencia vegetal
A veces caemos en el error de pensar que la inteligencia es algo exclusivo de los seres con cerebro, como nosotros y algunos animales. Sin embargo, Mancuso nos muestra que la inteligencia no depende de un cerebro, sino de la capacidad para resolver problemas, algo que todas las formas de vida, incluidas las plantas, hacen continuamente. Las plantas no pueden moverse para escapar de depredadores o buscar alimento, pero han desarrollado mecanismos extraordinarios para adaptarse a su entorno y prosperar.
Por ejemplo, se ha demostrado que las plantas son capaces de detectar sonidos, como el murmullo del agua, lo que las hace crecer hacia fuentes de agua subterráneas. También son increíblemente sensibles a su entorno respondiendo a cambios que para nosotros pasan desapercibidos como gradientes químicos o campos electromagnéticos.
Consciencia y sensibilidad
Aunque no sabemos exactamente qué es la consciencia, sugiere que las plantas tienen una forma de consciencia en el sentido de que son extremadamente sensibles a lo que sucede a su alrededor. Esta sensibilidad les permite no solo sobrevivir, sino también prosperar en un mundo lleno de desafíos. Es un recordatorio de que, aunque las plantas no se comportan como nosotros, no significa que sean inferiores.
Un cambio de actitud
Mancuso defiende que es hora de replantearnos nuestra ética hacia las plantas. A menudo nos sentimos superiores porque tenemos un cerebro capaz de realizar tareas complejas, pero esto no significa que seamos “mejores”. En lugar de verlo así, deberíamos aprender a ser más humildes y a reconocer que las plantas llevan miles de millones de años adaptándose y sobreviviendo en la Tierra. Su longevidad y éxito son lecciones que todos podemos aprender.
Enseñando a los más peques
Para transmitir esta admiración por las plantas a las nuevas generaciones sugiere actividades sencillas que pueden despertar en los niños una curiosidad natural. Por ejemplo, plantar dos semillas en macetas idénticas, tratarlas con amor y cuidado y observar cómo responden a diferentes estímulos como el tacto o las palabras. Estos experimentos sencillos pueden ayudar a los niños a comprender que las plantas son seres vivos sensibles capaces de “sentir” su entorno y responder a él.
Reflexión Final
En Jara creemos que al entender mejor a las plantas podemos aprender a cuidar mejor de nuestro entorno y de nosotros mismos. Las plantas no son solo decoración en nuestros hogares y jardines, son seres vivos complejos e inteligentes que desempeñan un papel vital en la salud de nuestro planeta. Así que la próxima vez que visites nuestra tienda o estés cuidando una planta en casa, tómate un momento para apreciar la increíble vida que se desarrolla a tu alrededor.
Las plantas, con su silenciosa sabiduría, tienen mucho que enseñarnos si estamos dispuestos a escuchar.