Las fresias, cuyo nombre científico es Freesia, son plantas herbáceas perennes originarias del sur de África pertenecientes a la familia Iridaceae que se caracterizan por sus elegantes flores en forma de embudo.

Son muy apreciadas en jardinería y en floricultura por desprender una fragancia muy delicada, dulce e intensa que a menudo se utiliza en perfumería y en productos para el cuidado personal.

Crecen a partir de bulbos subterráneos, lo que les permite almacenar energía y sobrevivir durante períodos de inactividad.

Tienen un sistema de raíces fibrosas que se extienden en el suelo proporcionando soporte y absorbiendo nutrientes y agua para el crecimiento de la planta.

Los tallos son delgados y rectos y alcanzan alturas que varían entre 20 y 50 centímetros, dependiendo de la variedad y de las condiciones de crecimiento.

Las hojas son lineales, estrechas y lanceoladas con una textura suave y brillante y se disponen en forma de abanico alrededor de los tallos. Pueden alcanzar longitudes de hasta 30 centímetros.

La flor

Las flores tienen una forma característica en embudo o trompeta, con seis tépalos dispuestos en dos filas. Estos tépalos, segmentos florales similares a los pétalos y a los sépalos, proporcionan su apariencia única. Se cultivan en un amplio abanico de colores, blanco, amarillo, rosa, rojo, púrpura, naranja y tonos intermedios, por lo que las usamos con frecuencia en arreglos florales y decoraciones.

Una de las características más distintivas de la fresia es su fragancia intensa y dulce que a menudo se utiliza en perfumería y en productos para el cuidado personal.

La fresia suele tener una duración de floración relativamente larga, dependiendo de las condiciones y de los cuidados pueden durar entre una y dos semanas en un jarrón. Después de la floración producen unas cápsulas, con numerosas semillas pequeñas en su interior, que pueden ser recogidas para cultivar nuevas plantas.

Cultivo de la fresia

Las fresias son relativamente fáciles de cultivar en nuestro jardín, no hay que ser muy experto.

Se pueden plantar tanto en el jardín como en macetas. Prefieren un suelo bien drenado y una exposición al sol parcial. Se debe mantener el suelo ligeramente húmedo sin exceso de agua, ya que las raíces podría corromperse. No está de más que durante la temporada de crecimiento, primavera y verano, abonemos las tierra con un fertilizante adecuado. Os podemos asesorar en este sentido.

Cuando las flores estén en plena floración, córtalas con un tallo largo y colócalas en un jarrón con agua fresca y retira las hojas inferiores para evitar que se estropeen en el agua.

Cuidados de los ramos

Los ramos de fresias son una opción estupenda para regalar o para decorar tu hogar. Los consejos para cuidar adecuadamente un ramo de fresias y prolongar su frescura y belleza son similares a los de cualquier otro ramo de flores que tengamos en casa.

Cuando recibas o adquieras un ramo de fresias, recorta aproximadamente 2-3 centímetros de los tallos en un ángulo diagonal con unas tijeras afiladas. Este gesto facilitará que las flores absorban agua fresca y eliminará cualquier obstrucción que pueda haber en los tallos.

Retira las hojas inferiores que puedan quedar sumergidas en el agua del jarrón, podrían estropearse y contaminar el agua acortando la vida útil de las flores.

Elige un jarrón limpio que sea lo suficientemente alto como para sostener unos tallos tan largos y que tenga suficiente capacidad para llenar de agua fresca a temperatura ambiente para mantenerlas hidratadas. Evita el agua fría. Se puede añadir un paquete de nutrientes para flores al agua del jarrón, las ayudará a mantenerse frescas más tiempo.

Coloca el ramo de fresias en un lugar fresco y alejado de la luz directa del sol y de fuentes de calor como radiadores o electrodomésticos.

Cambia el agua del jarrón cada dos días o cuando parezca turbia y recuerda recortar los tallos ligeramente cada vez que la cambies para mantenerlos frescos.

Evita colocar el ramo en áreas con corrientes de aire ya que pueden deshidratar las flores y hacer que se marchiten más rápido.

Retira cualquier flor marchita o follaje que pueda estar presente en el ramo para evitar que liberen compuestos que aceleren el deterioro del resto de las flores.

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