Regalar flores el Día de San Valentín, el 14 de febrero, no es cuestión de seguir una tradición por inercia. Regalar flores es un gesto que tiene el poder de transformar el día de alguien. Las flores, aunque efímeras, dejan huella.
No importa si es un ramo elaborado o una sola flor, un ramo de rosas o una única rosa, lo que cuenta es la intención que hay detrás. Esa intención, esa emoción sincera, es lo que convierte a un ramo en un recuerdo imborrable.
En Jara, entendemos que cada flor que entregamos lleva consigo un mensaje único, una historia de amor, cariño o gratitud que merece ser contada. Por eso, en el Día San Valentín, te invitamos a elegir flores como símbolo de tus emociones.
Nosotros no preparamos los ramos de un modo mecánico, dedicamos tiempo y cuidado. Desde la elección de las flores más frescas y vibrantes hasta la elaboración del arreglo, todo se hace pensando en que ese ramo sea único. Incluso una sola rosa, envuelta con elegancia, tiene la capacidad de sorprender y de emocionar a quien la recibe.
El lenguaje de las flores
En un mundo controlado por la tecnología y la inmediatez que ha traído consigo nuevas formas de demostrar afectos, en un mundo en el que los mensajes se envían a golpe de clic y los sentimientos se reemplazan por emojis, las flores nos devuelven algo que hemos perdido, la conexión con lo natural, con lo esencial. Un ramo de flores es un respiro, un recordatorio de que no todo en el amor necesita ser instantáneo o virtual. Es un regalo que exige presencia y que habla de intenciones.
El Día de San Valentín, el estético y estimulante lenguaje de las flores trasciende a las palabras y es y será siempre perfecto para expresar tus sentimientos.