Flores de invierno como la boca de dragón, el pensamiento, las camelias, el ciclamen y el rododendro nos demuestran que incluso en las épocas más frías del año, la naturaleza sigue sorprendiendo con su capacidad de florecer.

Cuando el invierno llega, muchos piensan que las plantas entran en un estado de reposo absoluto y que las flores se despiden hasta la primavera. Pero nada más lejos de la realidad. En esta época también hay plantas que nos sorprenden con su belleza y su capacidad para florecer en condiciones de frío extremo. Las flores de invierno, además de ser resistentes, aportan color y vida a jardines, balcones e interiores, incluso en los días más grises.

Cuidar estas plantas no requiere grandes esfuerzos, pero sí un poco de atención. Si están en exterior, es fundamental protegerlas de las heladas más fuertes con cobertores o buscando un rincón resguardado. En interior, asegurarse de que reciban luz suficiente y evitar el riego excesivo, ya que en invierno las plantas suelen necesitar menos agua. Hay que recordar, también, que el drenaje es clave, un suelo encharcado puede ser fatal en épocas frías y que conviene alejarlas de los radiadores y evitar las corrientes de aire.

A continuación, te presentamos cinco protagonistas del invierno que seguro te encantarán:

Boca de dragón (Antirrhinum majus)

Esta flor, conocida por su peculiar forma que recuerda a una boca, es una de las más resistentes al frío. Aunque muchas variedades son más comunes en primavera, hay especies que florecen en pleno invierno, especialmente en climas templados. Sus colores vibrantes, que van desde el blanco hasta el rojo intenso alegran cualquier espacio.

Cuidados: Prefiere lugares soleados o semi-sombreados. Riega moderadamente, asegurándote de no empapar la tierra. Retira las flores marchitas para fomentar una floración continua.

Pensamiento (Viola tricolor)

El pensamiento es una de las flores más populares del invierno y no es para menos: soporta bajas temperaturas y regala una paleta de colores increíblemente variada. Además, su tamaño compacto la hace ideal tanto para macetas como para ramos y centros.

Cuidados: Colócalos en un lugar con buena iluminación, aunque toleran algo de sombra. Riega regularmente, sin encharcar. Abonar ligeramente cada dos semanas potenciará su floración.

Camelia (Camellia japonica)

La camelia es el ejemplo perfecto de elegancia y resistencia. Sus flores, que pueden ser blancas, rosadas o rojas, contrastan maravillosamente con sus hojas verdes y brillantes. Es ideal para dar un toque sofisticado en interiores y en el balcón o terraza.

Cuidados: Necesita un suelo ácido y bien drenado. Riega con agua sin cal y evita moverla durante la floración, ya que es sensible a los cambios bruscos.

Ciclamen (Cyclamen persicum)

Esta pequeña joya es perfecta para interiores, aunque también puede cultivarse en exterior si el clima no es extremadamente frío. Sus flores, con forma de mariposa, se alzan por encima de un follaje decorativo.

Cuidados: Colócalo en un lugar fresco y luminoso, evitando la exposición directa al sol. Riega por la base para no mojar las hojas y reduce el riego una vez termine la floración.

Rododendro (Rhododendron)

Con sus grandes flores y hojas siempre verdes, el rododendro es una planta que no pasa desapercibida. Aunque se asocia más con la primavera, algunas variedades florecen en pleno invierno.

Cuidados: Necesita un suelo ácido y bien drenado, al igual que la camelia. Colócalo en un lugar protegido del viento y con sombra parcial. Riega regularmente, pero evita el encharcamiento.

Tu floristería en Salamanca