Con el inicio del otoño, los espacios naturales de Salamanca se llenan de nuevos matices que merece la pena redescubrir.

En Jara, nuestra pasión por la naturaleza va más allá de las flores y de las plantas y es por eso por lo que, hoy, queremos recordar contigo la riqueza de estos espacios. Aunque casi todos los salmantinos conocéis bien estos parajes, esta estación nos ofrece una oportunidad única para admirarlos de una forma diferente.

La naturaleza no es solo nuestra inspiración, sino parte de nuestra historia familiar. Como contamos en nuestra página Quiénes somos, desde siempre hemos estado vinculados al mantenimiento y preservación de los bosques y de los montes. Esta conexión nos ha permitido entender de primera mano la importancia de cuidar los espacios naturales. Cuando hablamos de estos espacios, lo hacemos desde la experiencia de generaciones comprometidas con la conservación de nuestro entorno.

Cuando pensamos en Salamanca, muchos se imaginan solo la ciudad, su catedral, la Plaza Mayor… pero la provincia tiene unos espacios naturales que te dejan sin palabras. Si tienes ganas de desconectar, respirar aire fresco y ver paisajes increíbles, hay un montón de sitios que debemos redescubrir.

Espacios naturales de Salamanca

Por ejemplo, empezamos con La Isla del Soto en Santa Marta de Tormes. Es un rincón supertranquilo de 14 hectáreas a las orillas del río Tormes, ideal para pasear, hacer una escapada en bici, incluso, pescar en los cuatro puestos habilitados para ello. Los chopos y fresnos que rodean la isla te harán sentir como si estuvieras en medio de un bosque, pero a solo un paso de la ciudad. Si te gusta la fotografía o la observación de aves, este sitio es perfecto, con patos y garzas por todos lados.

Como elemento singular destaca un edificio de madera que permite la observación de aves en una zona apartada y tranquila de este paraje. Se trata de un equipamiento libre de barreras arquitectónicas y dotado con bancos y trampillas abatibles con función de ventanas para la observación.

Además, tienen un centro de interpretación donde aprendes un poco más sobre el Tormes, la fauna y flora del lugar. Genial para una tarde relajada, ¿no?

Isla del Soto en Santa Marta de Tormes

Ahora, si te va más el rollo de los bosques y te interesa algo diferente, el Alcornocal de Valdelosa es una pasada. No se ve todos los días un bosque de alcornoques tan bien conservado. El valor de este sitio no solo está en su belleza, sino también en la producción de corcho. Ver cómo la gente de este entorno ha vivido de esta actividad durante generaciones es muy interesante. Además, en otoño puedes encontrar setas por todas partes, lo que lo convierte en un paraíso para los amantes de la micología.

Es el mayor alcornocal de Castilla y León, una arboleda de unas 6.000 hectáreas situada en Valdelosa que ha cobrado una nueva vida al convertirse en destino de senderismo inclusivo con una ruta adaptada para personas con discapacidad. Una ruta llana, corta y sencilla, bien señalizada, un agradable paseo por amplios caminos de buen firme de casi dos horas, apto para todos los públicos.

Alcornocal del término de Valdelosa

Y si hablamos de paisajes icónicos de Salamanca, no podemos olvidarnos de un paisaje que, además de ser bonito, es un ejemplo de sostenibilidad, la Dehesa. La dehesa es un paisaje emblemático que caracteriza gran parte del territorio salmantino, donde la encina se erige como el árbol más representativo. Este majestuoso árbol es la piedra angular de este ecosistema.

En este entorno, el toro bravo es otro símbolo de la dehesa. Estas majestuosas criaturas son criadas en libertad, lo que les permite desarrollar su fortaleza y carácter en un hábitat natural. También es el hogar de varias razas de vacas autóctonas, como la vaca morucha, conocida por su resistencia y la calidad de su carne. Su cría, junto con la del cerdo ibérico se realiza de manera sostenible, contribuyendo al equilibrio del entorno.

La dehesa

Otra zona con un encanto único es El Rebollar. Este lugar es especial porque alberga uno de los pocos bosques de robles melojos que quedan en España.

El espacio natural protegido de El Rebollar es una extensión de 50.040 hectáreas de terreno situado en el extremo suroeste de la comarca de Ciudad Rodrigo. Está protegido por la Junta de Castilla y León a la espera de poderse declarar como parque natural y​, en sus laderas, se asientan los bosques de roble rebollo más extensos de toda la península ibérica.

Es un rincón bastante desconocido, pero merece la pena perderse por allí. La fauna es impresionante; dicen que aún se pueden ver lobos ibéricos. ¡Imagínate! Y si te gustan los pueblos pequeños, Robleda y Navasfrías son perfectos para hacer una parada y probar productos locales como la miel o los quesos.

Espacio natural protegido de El Rebollar

Siguiendo con sitios más montañosos, Las Quilamas son una joya oculta al sur de Salamanca. Las Quilamas suponen un cambio en el paisaje de llanura del sur del Campo Charro. El río Alagón discurre de norte a sur por el oriente, también el Arroyo de la Palla y el río Quilamas. Los tres han dado lugar a profundos valles, agrestes montes y ganchos que preludian los relieves de la Sierra de Francia y, más al sur, antesala de la Sierra de Béjar. La comarca alcanza sus cotas más significativas en el Pico Cervero y el Castillo Viejo de Valero.

Este paraje tiene un ambiente muy salvaje y se cuentan historias sobre el lince ibérico, así que, si tienes suerte, quién sabe, ¡quizá te encuentres con uno!

Las Quilamas. Imagen de Santos

Pasando a algo más conocido, el Parque Natural de Las Batuecas – Sierra de Francia es uno de los destinos favoritos para los amantes del senderismo y la naturaleza. Aquí puedes caminar entre robles y castaños, mientras a lo lejos ves montañas y pequeños ríos que crean unos paisajes brutales. Y los pueblos… ¡qué decir! La Alberca, Miranda, Sequeros… es como retroceder en el tiempo con sus casas tradicionales.

Poco podemos decir que no sepáis. Un tesoro natural. Un espacio de vastos bosques de robles, castaños y alcornoques, de valles atravesados por arroyos y ríos.  Un territorio en el que se pueden observar, entre jaras y retamas, ciervos, zorros, al esquivo lince ibérico y a la cabra montés. La gran biodiversidad del parque natural ha propiciado que sea designado reserva de la biosfera por la UNESCO así como también LIC y ZEPA dentro del proyecto Red Natura 2000.

Si te gusta el arte y la historia, además de la naturaleza, aquí tienes la mezcla perfecta.

Parque Natural de Las Batuecas

Otro lugar espectacular es el Parque Natural de Arribes del Duero, justo en la frontera con Portugal.

En el oeste de Zamora y Salamanca, donde el Duero se hace frontera con Portugal y se encajona formando los cañones más profundos y extensos -casi un centenar de kilómetros- de toda la Península Ibérica, se encuentra la comarca de Arribes del Duero. Un espacio natural privilegiado en el que destacan la belleza agreste de su paisaje granítico y una rica y variada fauna y flora.

Hay miradores donde puedes quedarte horas mirando las vistas. Además, si te animas, puedes hacer un paseo en barco por el Duero, que te da una perspectiva diferente de toda la majestuosidad del parque.

Arribes del Duero

Uno de ellos es El Pozo de los Humos, una de las maravillas naturales más espectaculares del Parque Natural Arribes del Duero. Se trata de una impresionante cascada donde el río Uces se precipita desde una altura de más de 50 metros, creando una densa nube de vapor que, al elevarse, parece humo, de ahí su nombre. Durante la temporada de lluvias, el caudal aumenta considerablemente, ofreciendo una vista imponente y ensordecedora mientras el agua golpea las rocas del fondo.

Rodeado de un paisaje rocoso y de vegetación propia de los Arribes, el Pozo de los Humos es un destino ideal para los amantes de la naturaleza y el senderismo. Hay varias rutas que conducen a los miradores desde donde se puede apreciar la cascada en todo su esplendor. Este entorno es también hogar de una rica fauna, como el buitre leonado y el águila real, lo que convierte al Pozo de los Humos en un lugar perfecto para la observación de aves y el disfrute de la biodiversidad de la región.

Hay que visitarlo, es un espacio de gran valor natural, cultural y paisajístico.

Pozo de los Humos. Arribes del Duero

Si buscas algo más de aventura, te recomiendo la Sierra de Candelario. Este Epacio Natural Protegido se encuentra en la parte sureste de la provincia de Salamanca. Ocupa 10.737 hectáreas, de las cuales 8.193 hectáreas son, además, Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).

Es un subsistema dentro de la Sierra de Béjar, pertenece al Sistema Central y está al oeste de la Sierra de Gredos y al este de la Sierra de Francia. Se la considera el “techo de la provincia”, con cumbres que rondan los 2.400 metros de altitud. La cota más alta es el Canchal de la Ceja, con 2.429 metros, seguida del Pico Calvitero, con 2.399 metros. Ambas son muy conocidas entre los amantes del montañismo.

La lista de actividades al aire libre que se pueden practicar en este lugar es larga: senderismo, tirolina, escalada, rápel, rafting, descenso en canoa, barranquismo, cicloturismo, golf… A esto se añade que dentro del Espacio Natural se encuentra la Estación de Esquí de La Covatilla, por lo que también es posible practicar otros deportes, como esquí y snowboard.

Si te gusta el senderismo, te lo pasarás en grande explorando sus circos glaciares y crestando las montañas.

Y, por supuesto, Candelario es visita obligada.

Sierra de Béjar

A medida que nos adentramos en el otoño, con su despliegue de colores y su aire renovado, es el momento perfecto para redescubrir y apreciar estos parajes que nos rodean.

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