El narciso, conocido científicamente como Narcissus, es una flor bulbosa popular y reconocible por sus brillantes flores en forma de trompeta propia de la temporada de primavera.

La planta crece a partir de un bulbo subterráneo que contiene nutrientes y energía para la floración.

Las flores del narciso son generalmente de color blanco, amarillo o una combinación de ambos. Tienen una corona central (corona o copa) rodeada por seis pétalos. La corona puede ser de un color diferente al de los pétalos y las hojas son largas y estrechas, de color verde oscuro y crecen en forma de mechón desde la base de la planta.

El narciso es originario de la región mediterránea, aunque se ha extendido por muchas partes del mundo.

Según la mitología griega, Narciso era un joven de gran belleza que se enamoró de su propio reflejo en el agua y se quedó contemplándolo hasta morir. Se dice que en el lugar donde murió, creció la primera flor de narciso.

Los bulbos de narciso se plantan en otoño, generalmente a una profundidad de unos 10-15 centímetros y separados unos 10-15 centímetros entre sí, prefieren suelos bien drenados y fértiles, les gusta la luz solar directa o parcial y necesitan riego regular durante la temporada de crecimiento, pero deben evitarse los suelos encharcados.

Pueden beneficiarse de un fertilizante equilibrado aplicado durante la temporada de crecimiento.

Existen numerosas variedades de narcisos, que varían en color, tamaño y forma de la flor. Algunas tienen un aroma dulce y embriagador.

Todas las partes del narciso son tóxicas si se ingieren, por lo que se deben mantener fuera del alcance de niños y mascotas.

El narciso es una flor hermosa y fácil de cuidar, que agrega un toque de primavera a jardines y arreglos florales.

Su historia mitológica y su apariencia lo convierten en una opción popular para muchas personas.

Cuidados de un ramo de narcisos

Los narcisos son flores duraderas, pero requieren ciertos cuidados para mantenerse frescos y atractivos en un ramo.

Cuando recibas el ramo de narcisos, recorta los tallos en un ángulo de aproximadamente un centímetro. Ayudará a que absorban agua más eficientemente. Colócalos en un jarrón con agua fresca y limpia y asegúrate de que los tallos estén completamente sumergidos en el agua.

Evita mezclarlos con otras flores, los narcisos exudan una sustancia que puede ser tóxica para otras flores y acortar su vida útil. Es preferible mantener los narcisos en un ramo por separado o con otras flores del mismo tipo.

Cambia el agua del jarrón cada dos días para mantenerla fresca y libre de bacterias. Al cambiar el agua, recorta un poco los tallos nuevamente.

Coloca el jarrón en un lugar fresco y alejado de la luz solar directa, el calor excesivo puede acelerar la descomposición de las flores. Si algunas hojas quedan sumergidas en el agua, retíralas para evitar que se descompongan y contaminen el agua. Evita que el agua entre en contacto con las flores, ya que puede acelerar la descomposición de los pétalos.

Siguiendo estos cuidados básicos, podrás mantener tu ramo de narcisos frescos y atractivos durante más tiempo.

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