La flor Aster, también conocida como “estrella del otoño” debido a su vibrante presencia es una de las favoritas en los arreglos florales en otoño.
Su nombre proviene del griego “Aster”, que significa estrella y hace referencia a la forma de sus flores que se asemejan a pequeñas estrellas.
Con una historia rica, una amplia gama de variedades y múltiples curiosidades, el Aster es una planta fascinante en floristería. En flor cortada, es perfecto como flor de relleno, aunque también puede ser la protagonista si lo que queremos es aportar un toque rústico, campestre y fresco. Funciona muy bien en ramos frondosos para espacios en jarrón.
Aunque el término “Aster” se utilizaba originalmente para referirse a muchas especies similares, hoy en día se ha restringido a un grupo más definido.
Son originarias de diversas regiones del mundo, Europa, Asia, y América del Norte.
En la antigüedad, estas flores se asociaban con la mitología y simbolismo griegos, donde se creía que nacían de las lágrimas de Astrea, diosa que lloraba al ver la falta de estrellas en la Tierra.
Esta diosa nos es familiar porque es esa que se representa como una joven virgen con una balanza en una mano simbolizando la justicia y una espada en la otra simbolizando la capacidad de hacer cumplir la ley. En algunas representaciones también se la ve con una rama de olivo, símbolo de paz.
Características Botánicas
Las hojas del aster son alargadas, generalmente lanceoladas, y varían en tamaño según la especie. Son de color verde medio a oscuro, y suelen ser lisas, aunque algunas variedades presentan una textura ligeramente rugosa. A medida que se acerca el otoño, las hojas pueden adquirir tonos más oscuros o incluso rojizos, dependiendo de las condiciones ambientales.
Los tallos del aster son erectos y ramificados, y pueden variar considerablemente en altura, desde variedades enanas que alcanzan apenas los 20 cm, hasta otras que pueden superar los 120 cm. Los tallos suelen ser robustos y tienen una textura algo leñosa, lo que les permite sostener las abundantes flores que producen.
Las flores del aster son sin duda su característica más distintiva. Se componen de una multitud de pétalos delgados que rodean un centro amarillo o dorado. Los colores de los pétalos varían ampliamente, abarcando desde el blanco, rosa, púrpura, azul hasta incluso tonos rojizos. Estas flores son extremadamente atractivas para polinizadores como abejas y mariposas, lo que convierte a los asters en una excelente elección para jardines de vida silvestre.
Variedades de Aster
Existen muchas especies y variedades dentro del género Aster, cada una con sus propias peculiaridades:
Novi-belgii: También conocido como “aster de Nueva York”, esta especie es una de las más cultivadas y ofrece una amplia gama de colores, incluyendo azul, rosa, púrpura y blanco. Es conocido por su resistencia y capacidad para florecer abundantemente hasta bien entrado el otoño.
Amellus: Esta especie, también llamada “aster italiano”, es una de las más antiguas en cultivo y se caracteriza por sus flores de color lavanda o azul, con un centro amarillo. Es más compacto y tiene un follaje denso.
Alpinus: El “aster alpino” es una especie de menor tamaño, ideal para jardines de rocas o bordes. Florece en primavera, a diferencia de la mayoría de los asters, y sus flores suelen ser de color púrpura o azul.
Ericoides: Conocido como “aster de brezo”, esta variedad tiene flores más pequeñas y densas que cubren completamente los tallos, creando un efecto de nube cuando están en plena floración. Es muy resistente y puede adaptarse a una variedad de condiciones de suelo.
Tataricus: Originario de Asia, este aster es una de las especies más altas, alcanzando hasta 2 metros de altura. Sus flores son de un color púrpura claro y florece más tarde que muchas otras especies, lo que lo hace perfecto para prolongar el color en el jardín otoñal.